Nefrostomía percutánea: guía para tomar decisiones seguras

nefrostomía percutánea

La nefrostomía percutánea permite drenar el riñón cuando la salida natural de orina está bloqueada. En adultos con dolor en el costado, fiebre o náusea por obstrucción, es una herramienta que protege la función renal y evita complicaciones. Desde Cancún, la ruta eficiente combina valoración clínica rápida, imagen y decisión inmediata para resolver el bloqueo con el mínimo riesgo.

Qué es y cuándo se indica

La obstrucción del uréter impide que la orina baje a la vejiga y “presuriza” el riñón. En ese contexto, la nefrostomía percutánea crea una vía directa del riñón al exterior mediante un catéter fino colocado a través de la piel guiado por imagen. Al descomprimir, baja el dolor, mejora el estado general y se gana tiempo para tratar la causa de fondo, ya sea piedra, estrechez o compresión tumoral.

En un cuadro con infección y obstrucción simultáneas (fiebre, escalofríos, mal estado, dolor en flanco), el drenaje no es negociable. La nefrostomía percutánea o un stent ureteral interno son equivalentes para despresurizar; la elección depende de la anatomía, la estabilidad del paciente y la disponibilidad de equipo. Lo importante es no retrasar la descompresión.

Cómo se decide entre drenaje externo o stent interno

El stent ureteral se coloca desde la vejiga hacia el riñón por la vía natural; queda completamente interno y cómodo para el día a día. El drenaje percutáneo, en cambio, es externo y muy útil cuando la anatomía impide avanzar por el uréter, cuando hay coágulos, cuando se requiere medir con precisión lo que drena cada riñón o cuando el cuadro séptico aconseja el acceso más directo y controlado.

  • En anatomías complejas o con cálculos grandes impactados, el drenaje externo suele ser más rápido.
  • En obstrucciones simples y accesibles por vía retrógrada, el stent es una gran opción.
  • La decisión se toma caso por caso, con criterios de seguridad y logística.

Qué esperar el día del procedimiento

Se realiza en sala con guía de ultrasonido y/o tomografía. Se identifica un cáliz seguro, se anestesia la piel, se punciona el sistema colector, se avanza una guía, se dilata un trayecto mínimo y se coloca el catéter que se fija a la piel y se conecta a una bolsa. Tras la nefrostomía percutánea, el equipo monitoriza signos vitales, dolor, diuresis y parámetros de laboratorio para confirmar la mejoría.

El objetivo práctico es estabilizar rápido: que el dolor disminuya, que la temperatura descienda si había fiebre y que el riñón “descanse” al recuperar su flujo. La evolución define el siguiente paso: resolver el cálculo, tratar la estrechez o planear una cirugía específica sin la presión de la urgencia.

Resultados y beneficios medibles

  • Alivio del dolor en las primeras horas al bajar la presión intrarrenal.
  • Mejoría de marcadores clínicos cuando la obstrucción era la causa del deterioro.
  • Visión diagnóstica más clara: con el riñón drenando, se elige mejor la técnica definitiva.

Además, la nefrostomía percutánea facilita estrategias de “puente”: en pacientes que requieren cirugía endourológica compleja, el drenaje externo estabiliza el terreno y mejora las condiciones para una intervención exitosa.

Riesgos y cómo se minimizan

Todo procedimiento tiene riesgos. Los más comunes aquí son sangrado leve autolimitado, infección local del trayecto, obstrucción o desplazamiento del tubo, y rara vez lesión de estructuras cercanas. La prevención se basa en guía de imagen, técnica correcta, fijación adecuada, curación del sitio y seguimiento programado. Cualquier empeoramiento del dolor, fiebre o salida de sangre abundante requiere contacto inmediato con el equipo tratante.

Cuidados prácticos en casa

El éxito también depende de cuidados sencillos y constantes:

  • Mantener siempre la bolsa por debajo del nivel del riñón para favorecer el drenaje.
  • Revisar que la orina fluya; si el tubo deja de drenar o se sale, no intentar recolocarlo.
  • Mantener el apósito limpio y seco; cambiarlo si se humedece.
  • Evitar tirones asegurando la línea a la piel o a la ropa.
  • Observar el color/olor de la orina y, si se indicó, anotar volúmenes diarios.

Estas medidas reducen infecciones locales y desplazamientos, dos de las causas evitables más frecuentes de complicación tras una nefrostomía percutánea.

¿Cuánto tiempo se queda el drenaje?

El tiempo es variable. En obstrucciones por piedra, puede ser cuestión de días hasta realizar la extracción por ureteroscopia o litotricia; en causas complejas, puede requerir recambios programados. Lo central es que la nefrostomía percutánea es un medio para estabilizar y ganar tiempo, no el fin: el plan definitivo se enfoca en resolver la causa de la obstrucción.

Vida diaria y retorno a actividades

Con el tubo bien fijado y la bolsa asegurada, muchas personas retoman actividades ligeras en pocos días. Se recomienda evitar esfuerzos bruscos, natación hasta que el equipo lo autorice y golpes directos en la zona lumbar. Ducharse suele ser posible cubriendo el sitio de inserción según indicación. La comunicación con el equipo tratante aclara dudas específicas de trabajo, deporte y viajes.

Banderas rojas: cuándo acudir hoy mismo

  • Fiebre o escalofríos con mal estado general.
  • Dolor en aumento o que no cede con las medidas indicadas.
  • Drenaje que se detiene de pronto, fuga alrededor del tubo o salida del catéter.
  • Orina francamente roja con coágulos persistentes o mal olor intenso.

Estas señales indican que el drenaje puede estar bloqueado, desplazado o que hay infección activa; la prioridad es la revaloración para impedir complicaciones.

Ruta resolutiva en Cancún

Centralizar la atención en un entorno urológico integral simplifica todo: consultas, laboratorio, ultrasonido, tomografía, colocación de drenaje y, cuando toca, la solución definitiva (extracción de piedra, dilatación/tratamiento de estrechez, cirugía). En Cancún, el Centro Urológico del Caribe integra estas etapas para acortar tiempos, disminuir traslados y reducir riesgos. Ante dudas, el primer paso es agendar evaluación para confirmar si la nefrostomía percutánea es la mejor vía de descompresión en el caso particular.

Por qué elegir atención experta

La decisión entre drenaje externo o stent interno, la vía de imagen, la fijación, el plan de recambios y el momento de la cirugía definitiva requieren criterio y experiencia. Un equipo con alto volumen en obstrucción urinaria, litiasis y endourología aumenta la probabilidad de resolver el problema con el menor número de intervenciones.

Entender el problema y actuar a tiempo

La obstrucción urinaria duele, desgasta y puede comprometer la función renal. La nefrostomía percutánea es la herramienta indicada cuando la vía natural está cerrada y se necesita drenar ya. En el primer contacto, el objetivo es estabilizar: verificar signos vitales, descartar sepsis, solicitar imagen rápida y elegir el método de descompresión más seguro según la anatomía.

Con la presión controlada, el equipo afina el diagnóstico. Si la causa es un cálculo, se planifica la intervención menos invasiva que logre dejar “piedra cero”. Si se trata de una estenosis o compresión externa, se valora el mejor abordaje reconstructivo o oncológico. Cada escenario tiene una secuencia probada que reduce complicaciones y permite retomar la vida cotidiana.

Procedimiento, recuperación y seguimiento

El procedimiento dura poco y se realiza con anestesia local y sedación, o anestesia regional según el caso. Tras la nefrostomía percutánea, el control de dolor, la vigilancia de temperatura y la comprobación del flujo son la prioridad. Un drenaje que fluye, una vía urinaria superior que despresuriza y un paciente que mejora clínicamente son las señales de que el plan va por buen camino.

El seguimiento organiza recambios cuando es necesario, verifica que no haya infecciones del trayecto y ajusta la ruta definitiva. Si se extrajo una piedra o se resolvió la estrechez, el drenaje puede retirarse de forma programada. Cuando la causa requiere más tiempo, se calendarizan controles para mantener el sistema estable sin sobresaltos.

Cuidado diario y solución definitiva

El cuidado diario es simple y marca la diferencia. Mantener la bolsa baja, proteger la piel y evitar tirones prolonga la vida útil del dispositivo. La nefrostomía percutánea no impide trabajar, viajar con planeación ni hacer ejercicio moderado; requiere sentido común y comunicación estrecha con el equipo.

En paralelo, la solución definitiva avanza. Ya sea una ureteroscopia con láser para polvo de cálculos, una dilatación/colocación de stent interno o una cirugía reconstructiva, el plan se construye con el paciente, alineando tiempos, expectativas y retorno a la normalidad.

 

Este contenido es informativo y no sustituye una valoración. Ante señales de alarma, acudir el mismo día.

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *